La resistencia interna de un Batería de zinc de carbono Contribuye directamente a una caída de voltaje medible cuando la batería se somete a un sorteo de alta corriente. Esta caída de voltaje, definida por la ley de Ohm (V = IR), se vuelve más pronunciada a medida que aumenta la corriente de descarga. En dispositivos de alto drenaje, como cámaras digitales, dispositivos de juego de mano o herramientas impulsadas por el motor, esto da como resultado que el voltaje terminal caiga rápidamente por debajo del umbral operativo del dispositivo. En consecuencia, el dispositivo puede no funcionar correctamente o puede apagar prematuramente, incluso si la batería aún conserva una parte de su energía total.
Si bien las baterías de zinc de carbono pueden anunciar una capacidad nominal en condiciones de bajo drenaje, esta capacidad se reduce significativamente cuando se descarga a tasas altas debido a su resistencia interna relativamente alta. La incapacidad de la batería para mantener un voltaje constante bajo alta carga conduce a la subutilización de la energía química almacenada dentro. Como resultado, los usuarios experimentan tiempos de ejecución más cortos y un rendimiento disminuido, especialmente en dispositivos que requieren un suministro constante de energía.
El principal subproducto de alta resistencia interna bajo carga es la generación de calor, calculado por la fórmula de pérdida de potencia P = I²R. Cuando la alta corriente fluye a través de la impedancia interna de la batería, una cantidad significativa de energía se disipa como calor dentro de la celda. Este calentamiento interno puede elevar la temperatura de la célula, acelerar la degradación química, aumentar el riesgo de fuga de electrolitos y, en algunos casos, causar deformación o ablandamiento de la carcasa. El desgaste relacionado con el calor acorta la vida útil de la batería y puede comprometer la seguridad del usuario.
Muchos dispositivos electrónicos modernos cuentan con circuitos de corte de voltaje para evitar daños por condiciones de bajo voltaje. Debido a que la resistencia interna de una batería de zinc de carbono provoca una caída rápida de voltaje bajo una alta corriente, tales dispositivos pueden interpretar la batería como "muerta" incluso cuando conserva una carga significativa. Esto hace que la batería sea incompatible con productos electrónicos que requieren suministro de voltaje estable o tienen rangos de tolerancia de voltaje estrechos. Los usuarios pueden experimentar paradas inesperadas, pérdida de datos no salvos o no iniciar el inicio del dispositivo.
En aplicaciones de alto drenaje que funcionan de manera intermitente, como transmisores de radio, cepillos de dientes eléctricos o altavoces portátiles, la batería debe recuperar el voltaje rápidamente entre los pulsos. Sin embargo, debido a la resistencia interna, las baterías de zinc de carbono exhiben una lenta recuperación de voltaje, lo que lleva a una entrega de energía inconsistente. Estas irregularidades pueden dar lugar a problemas funcionales como distorsión de audio, par motor débil o parpadeo de visualización. Esto limita su idoneidad en el equipo que se basa en demandas de corriente frecuentes y agudas.
Dados los efectos acumulativos de la inestabilidad de voltaje, la acumulación de calor y la baja capacidad utilizable bajo cargas pesadas, las baterías de zinc de carbono no se recomiendan para aplicaciones de alto drenaje. Su composición electroquímica y su construcción de células son más adecuadas para dispositivos de mal uso y de uso continuo, como relojes de pared, controles remotos o linternas básicas. Para aplicaciones que requieren un mayor rendimiento y estabilidad de energía, generalmente se prefieren alternativas preferidas.